Convencer a mi marido de llevarnos algo tan grande, tan "inservible"...¡uffff! ,y más, cuando necesitó todo un año, en la cochera, con muchísimo peso encima (y una voz que me repetía "otro enredo, y esto no se endereza, al final verás".....¡ufffff!)
Y al año se enderezó. Pero cuando nos pusimos a lijar, empezó a deshacerse, y a hacerse agujeros y "si ya te lo decía yo" .....¡uffff!
Y después, aceite, aceite, aceite....y no se hartaba la madera de beber aceite, pobrecilla. Y entonces, ocurrió: el patito feo, se convirtió en un cisne....
Hoy día, preside con orgullo, el salón de mi casa. No tenía mesa hasta ese momento, porque no me convencía ninguna. Siempre supe que ese lugar era sólo para ella.




No hay comentarios:
Publicar un comentario